II. PARTE : ¿LA LEY PUEDE SALVARNOS?
II. ¿LA LEY PUEDE SALVARNOS?
La ley no ha sido nunca el propósito de Dios para la humanidad, pues fue añadida a causa de un momento histórico del pueblo de Israel y como consecuencia de su pecado, para evitar su descomposición total, hasta que viniera Jesucristo que es la simiente prometida y es él la única solución ofrecida por Dios para nosotros. Gálatas 3:19. “Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador”
a. Nadie puede salvarse por la ley. La Ley no es para los creyentes que permanecen en el Señor, porque los creyentes hemos sido llamados a una vida superior, libre de pecados donde la ley es inútil, ya que las exigencias de la vida cristiana son superiores en todo a la ley de Moisés, ej. La Ley dice “amarás a tus amigos y aborrecerás a tus enemigos” sin embargo Jesús dijo: “amarás a todos los que te aborrecen y desprecian, porque si amas solamente a los que amas, ¡qué estás haciendo de más? Pues así hacen todos los hombres, sed pues vosotros perfectos como vuestro padre que está en los cielos, el cual hace salir el sol sobre los buenos y los malos. “¿Que beneficio traería a nuestro país una ley en contra de la venta de esclavos? solamente sería pérdida de tiempo, para nuestro parlamento ya que ningún juez la usaría pues en nuestra época nadie trafica con esclavos. 1º Timoteo 1:8-10 Pues el que permanece en Cristo ha cumplido la Ley. Gálatas 3:10-12 y Dios nos ha dado la justicia de Jesús. Romanos 13: 8-10; Gálatas 5:22-23, no estamos debajo de la ley. Romanos 6:14-16. “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?”
B. Es por la ley que conocemos el pecado. Antes de existir la Ley, no existía pecado alguno sobre la tierra, aunque si existían las transgresiones, pero como no se conocía lo que era bueno o malo ya que Dios no lo había declarado todavía, no podía el Señor acusar a nadie de pecado pues no sabíamos, que era pecado y que no lo era, esto también ocurre hoy día cuando hay delitos que quedan impunes, debido a que no hay una ley por la cual sea castigado y no se podrá juzgar a menos que los legisladores hagan una ley, específica, por esto tenemos tantas leyes, de tránsito, militar, conservacionistas, etc. Romanos 7:7 “¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.”
C. La Ley sirvió como niñera o ayo. La Ley sirvió como niñera o ayo, para traernos a Cristo, pues al estar consciente del pecado que hay en nosotros y no hallar solución en la ley (pues por ella nadie se justificará ni será salvo) Dios nos envía a Jesucristo para ser salvos por la fe, nadie podrá hallar paz por la Ley pues ella solo nos acusa de lo malo que hacemos, pero nos da la solución, por eso cuando estamos acusados por la Ley hallamos refugio en Jesús, nuestro salvador. Gálatas 3:24. “De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe”
D. Es sombra de los que ha de venir. Contiene en alegorías y simbolismos todas las cosas que estamos viviendo hoy y lo que vendrá en el futuro, ej. El cordero que sacrificaban los Israelitas era un simbolismo de Jesucristo, el cordero de Dios. Hebreos 10: 1-9. “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.”
E. Una ley Provisional. La ley de Moisés fue provisional: fue hecha para terminarse. “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan” (Hebreos 10.1). Terminó su obra y encontró su fin en Cristo. “Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree” (Romanos 10.4).
¿Recuerda usted la historia de Sansón? Sansón juzgó a Israel por veinte años. En aquel tiempo hizo muchas maravillas a favor de Israel. Pero al fin, vencido por los filisteos a causa de sus propias debilidades morales, trajo muerte sobre sí. En su muerte mató a más filisteos que había matado en toda su vida.
Vemos en Sansón una semejanza a la ley de Moisés, la cual también por causa de su debilidad fue terminada (Hebreos 7.18-19). En su abrogación hizo más bien que en todo el tiempo de su aplicación (Hebreos 7.22). Muriendo aquella ley falible, pudo efectuarse la ley perfecta de Cristo.
Es claro que Dios así lo planeó desde el principio. Se puede ver en la misma ley de Moisés: “Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare. Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta” (Deuteronomio 18.18-19). Estas palabras de Dios mismo señalaron al día en que un legislador más grande que Moisés entregaría una ley superior. Así que Moisés, el escritor del primer pacto, aun al escribirlo predijo su anulación. Al venir los profetas, la atención se volvió aún más hacia el futuro. Isaías y Jeremías describieron más en detalle la naturaleza del reino y la ley que habían de venir. “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová…Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo” (Jeremías 31.31-33).
F. La ley de Cristo. Esta es la ley que Dios pone en el corazón y escribe en la mente (véase Hebreos 10.15-16). En Romanos 8.2 se refiere a ella como “la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús”. Otras veces el Nuevo Testamento habla sencillamente de “la ley de Cristo”. Esta ley se compone de todas las enseñanzas de Cristo y sus apóstoles, grabadas en el Nuevo Testamento. Por medio de ella salimos del cautiverio de la ley de Moisés a la libertad de Cristo. La ley de Moisés declaró la justicia de Dios al hombre pecaminoso. La ley de Cristo nos trae el poder de vivir conforme a esa justicia. La ley de Moisés fue instituida con amenazas de muerte para los desobedientes, pero Jesús vino para salvar a su pueblo de sus pecados, así dándole vida.
La ley de Cristo la conocemos también como la dispensación de la gracia. La gracia no nos da libertad para pecar, sino nos da el poder de vivir libres del pecado.
La ley de Cristo es el cumplimiento del plan perfecto de Dios, formado desde antes de la fundación del mundo para salvar a la humanidad. La ley de Moisés fue dada a causa de las transgresiones, mientras Dios preparaba al mundo para la venida de Cristo.
No te puede salvar ninguna ley, tienes la naturaleza pecador, no hay nadie que pueda hacer algo por ti, necesitas de una redención eterna para escapar del dominio del pecado, solo Jesucristo puede hacerlo, una nueva naturaleza es la solución para escapar de las garras del pecado, una nueva creación, como dice la biblia.